Junio 11, 5:45 am, Valladares

Despertamos en una mañana húmeda, que está así por la neblina que se ha asentado durante la noche en la arena sobre la que acampamos. Devon ha estado grabando con la parábola desde muy temprano. La niebla se disipa rápidamente y a las 8 el sol es brillante y cálido. Preparamos café y bromeamos sobre el ritmo “perezoso” de Devon, el último en bajar su tienda. Él y James hablan sobre esto por la afirmación de Devon de haber visto y oído a un Tirano Gritón, un ave que James insiste no habita estos lugares. Después James se tiene que tragar sus palabras: Devon, de hecho, registró el primer avistamiento de esta ave en el viaje.

Mientras que James y Devon se fueron por un par de horas para llenar la lista de aves, Whitney y yo tenemos un enigma de re-fotografiado para resolver en el día: Los mapas dibujados a mano alzada de Lamb y Borell que parecen reflejar exactamente este valle, pero la casa Martorell cerca de la cual acampamos no es la cada en el #4800, “Antigua zanja minera sobre la casa”, tal como Rolando lo esperaba desde el principio. De hecho, no hay ninguna casa en donde el mapa indica que hay una casa-al menos ya no-ni restos de ella.

Para resolver esto, pensamos que necesitamos tener una mejor vista del valle, así que subimos la colina “arcilla roja” (descrita así en las notas de Lamb y en su mapa dibujado a mano del área) detrás del arroyo donde acampamos. Las notas de Borell a su mapa indican “manzanita, creosota, y roble negro”, pero en realidad hay palos amarillos, valle de prieta, y fresno de chaparral (cuya corteza se vuelve negra y cuyas hojas se vuelven amarillo brillante en las épocas secas). Borell pudo haber malinterpretado el fresno de chaparral por alguna especie de roble (a pesar de que los robles negros se encuentran principalmente en la parte norte de California): es un arbusto pequeño que podría confundirse con cualquier arbusto costero o un encinillo. El palo amarillo justo tiene sus hojas verdes vellosas, una corteza rojo profundo que se deshace, y pequeñas bayas rojas que parecen manzanita. Supongo que el valle de prieta puede ser confundido con creosota.

Entonces tal vez a Borell no le entusiasmaban mucho las plantas. En lugar de eso nos enfocamos en la geografía, pero estos valles se empiezan a parecer todos entre sí, con sus colinas de chaparral y fondos ribereños. Desde nuestra ventaja en la cima de una colina, las características del paisaje se adecuan con su: campo (alguna vez) cultivado a lo largo de un arroyo; un arroyo; y matorrales en todos los buenos lugares. Le falta un obvio contendiente para un “lavado de placer” que presumiblemente habría dejado residuos de la mina de placer-y por supuesto-las casas necesarias. Quizás los relaves se oscurecen entre los arbustos y las casas se pudren.

Registramos la ubicación y tomamos algunas fotos del valle, más o menos satisfechos de haber reconciliado el paisaje circundante con el mapa de Borell, y también hemos hecho algunas correcciones. Suponemos que debemos haber acampado aproximadamente donde los mapas indicaban que ellos habían acampado.

En el camino de regreso, tomamos una fotografía de un Carpintero de Pechera Común, una Perlita Azulgris, un Zacatonero Californiano, y un Centzontle Norteño. También espiamos a una Liebre de California entre los arbustos. En el arroyo, en los sauces de regreso al campamento, vemos una reina estriada y un conjunto de azules bonitos, como el azul Ceraunus (Hemiargus ceraunus) y otros del género Icaria: Acmon o quizás azules lupino-imposibles de distinguir en campo y difícil incluso con fotos.

Perlita Azulgris
Perlita Azulgris
Icaria
Icaria

Consultamos a Rolando nuevamente sobre algunas otras fotos, de minas, de un viejo cementerio mexicano, y un “ambiente de matorrales densos”. Todas ellas, nuevamente bastante inclasificables. Él sugiere una localidad más, así que partimos en la Ranger a otro cañón, a lo largo de otro camino que no ha sido usado en años. Está profundamente surcado, arrasado en algunos sitios, oscurecido por la vegetación, y nos cuesta creer que sea un camino. Rolando simplemente podría estar conduciendo directamente sobre la ladera rocosa.

Junio 11, Minas de Valladares, 10:30 am

Eventualmente, nos topamos con el fin del “camino” y a frente a nuestros ojos se encuentran los cimientos de una casa antigua justo en la localidad de la #4800: Sobre un amplio deslave que bisecta el valle. En las colinas alrededor hay evidencia de extracción minera. Resolvimos el misterio. Todo aquí encaja perfectamente: los mapas dibujados a mano, la fotografía original, las ruinas de una vieja casa. Las aventuras de esta mañana con los mapas de Lamb y Borell resultaron ser creativas fantasías elaboradas por nosotros.

Valle cerca de la casa Martorella, Valladares
Valle cerca de la casa Martorella, Valladares
Ruinas de la casa
Ruinas de la casa

Desde 1925, el arroyo ha reclamado la tierra cultivada y la casa ha sido reducida hasta sus cimientos de ladrillo. Los cortes de los caminos mineros son claramente visibles aún. La casa alguna vez fue un caserío de dos pisos y paredes blancas deslavadas, pero ahora sus bases son meros ladrillos y arcilla. En algún momento en los 92 años que han transcurrido, fue reusada como corral para ganado con la característica valla de alambre de púas y palos sobre lo que debió haber sido la puerta de entrada de la casa.

Hacia el fondo del arroyo permanecen los restos de estructuras de concreto-algunos pilotes altos y una clase de reserva alimentada por un canal de concreto-que debió pertenecer a la comunidad minera original.

Estructuras desconocidas
Estructuras desconocidas

Mientras me adentro en el cañón a través del chaparral para echar un vistazo a estos restos, James y Whitney van tras de un Perlita Azulgris-un ave rara por aquí-y uno de los lifers de Whit, el Vireo gris. Estos tienen una distribución interesante, dice: Algunas poblaciones disyuntas que se aparean a lo largo del suroeste de los E.E.U.U. llegando a partes de México, una en Baja y otra en el sur de Texas. Pasan alguna parte de la temporada de invierno en el noroeste mexicano y partes del sur de Baja.

Perlita Azulgris
Perlita Azulgris
Vireo Gris
Vireo Gris
Vireo Gris
Vireo Gris

Devon ha regresado a la camioneta y dormita. Ha tomado algo de Benadril para aliviar un malestar estomacal, y lo ha puesto fuera de combate por buena parte del día. El resto nos pasamos la siguiente hora deleitándonos con la abundancia de invertebrados en el deslave. Cientos de Polyommatini, las azules, aletean y se persiguen entre ellas, levantándose en círculos compactos desde las plantas del matorral. Hay otros también: Mariposas de alas de gasa gris (Strymon melinus); una especie de riodínido (Apodemia); ninfálidas (Junonia coenia); una lúgubre alas oscuras (Erynnis); y hespéridas. Y algunas mucho más extrañas que nunca habíamos visto antes: moscas ladronas, una avispa de color verde metálico, una mosca naranja, una gran araña, la Argiope plateada, posada como una x en su red entre dos brazos de cactus de nopal. Nos perdemos brevemente en este paraíso de invertebrados, En un punto, tanto James como Whit se agachan en la arena, con sus enormes cámaras enfocadas en esas pequeñas criaturas que están a pocos milímetros de sus escondites.

James y Whit viendo bichos
James y Whit viendo bichos
Rolando debajo del junípero
Rolando debajo del junípero
4801, Cementerio Mexicano, Valladares, lado a lado]
4801, Cementerio Mexicano, Valladares, lado a lado]

De vuelta en la ladera, encontramos a Rolando tomando la siesta debajo de un junípero en la colina pastosa de color café. Nos dice que este sitio es el “Cementerio mexicano” en la foto de Borell (#4801). Me pregunto si la datura sagrada (Datura wrightii) que puntea esta colina es un vestigio de la excavación de tumbas al paso de los años. Es una planta que le gustan las tierras perturbadas, que frecuentemente siguen el desarrollo humano. Históricamente asociada con los sitios de villas indias (Anderson 161), es una de las pocas plantas que los indígenas pudieron haber transportado y cultivado por sus fuertes (y peligrosas) propiedades alucinógenas y el papel que jugaban en sus ceremonias religiosas. Ninguna de estas tumbas es visible: la datura, que no aparece en la foto original, es el único signo de consagración, pero es adecuado.

Whitney y yo rápidamente identificamos la línea de montaña de la #4801 y nos ponemos a trabajar intentando obtener los ángulos correctos. Es retador, y me hace pensar que Borell estaba tomando las fotos con un lente con un ángulo más amplio que el que yo tengo. No pudimos tomar la línea de montaña de manera adecuada a la distancia para que fuese compatible con el primer plano, sin importar lo que intentemos.

Desde esta colina, simplemente rotamos 90° para re-fotografiar las “minas” (#4799), y otros 90° para la “matorral denso” (4798). Con esto son 4 fotos de valladares, todas tomadas desde la misma colina-excelente cosecha y un gran éxito para el viaje.

4798, Ambiente de matorral denso, Valladares, lado a lado
4798, Ambiente de matorral denso, Valladares, lado a lado
4799, Minas, Valladares, lado a lado
4799, Minas, Valladares, lado a lado

Es difícil imaginar que alguna vez aquí hubo una próspera comunidad minera, pero “en algún momento”, escribe Lamb, Valladares “debió ser un distrito rico ya que uno puede ver dónde se han gastado grandes cantidades de dinero” (FN 4.14, 48). “Las colinas están llenas de túneles de minas cavados por los buscadores”. En la tierra cultivada a lo largo del arroyo-en dónde sólo estábamos viendo mariposas-un ranchero cultivaba chícharo, maíz, y trigo para proveer a los mineros. El camino en el que viajamos estaba hecho de estos campos dorados, aventureros y buscadores de San Diego buscando obtener ganancias de los recursos minerales de Baja.

Pero incluso para 1925, Valladares sólo consistía de “una choza mexicana y una mina desierta” (FN 4.27, 66). El área tenía pocos visitantes fuera de los naturalistas raros. Cuando Lamb y Borell visitaron, sólo conocieron a un americano solitario buscando suerte. Habían llegado mucho después del final de la fiebre de oro, cuya historia puede ser rastreada hasta 1848 y la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, en el que se cedió territorio mexicano como parte de las negociaciones de paz con E.U. El gobierno mexicano se rehusó a ceder Baja, en parte por creer en la riqueza de sus recursos materiales (Taylor 464). De acuerdo a algunos investigadores, Baja tenía oro, plata, cobre, plomo, hierro, manganeso, mica, sal, azufre y magnesita (Nelson). Incluso se rumoró que los primeros misioneros Jesuitas descubrieron oro pero mantuvieron sus descubrimientos en secreto (Taylor 467). Se encontraron depósitos modestos de oro en las montañas y en las regiones costeras en los 1850s y de nuevo en los 1870s. El final de la fiebre del oro de la Alta California encendió una serie de pequeños “booms” de pequeña escala que atrajo buscadores de San Diego, así como a corporaciones de desarrollo de tierra que esperaban tomar ventaja de la Ley de Colonización Mexicana de 1883, que había abierto México para el establecimiento y desarrollo de intereses extranjeros, como la compañía que había desarrollado la Colonia Colnett en donde los Johnson se asentaron primero.

Pero la historia de la minería en la Baja California, así como de muchos otros intereses industriales ahí, es una historia de declive. Se abandonaron mina tras mina a finales del siglo diecinueve, lo que dejó un rastro de empresas de desarrollo fallidas y en quiebra. En general, el “carácter desértico” de la península (Nelson) demostró ser demasiado intratable, lo que debió ser enormemente frustrante dada la accesibilidad general de la región al sur de California. Era como si, al cruzar la frontera desde California, los buscadores de oro entraban a un mundo que se rindió a los intereses corporativos de mala gana. Como resultado, la región estaba casi tan escasamente poblada a principios del siglo veinte como lo había estado en el siglo XVII, cuando los jesuitas se contaban entre los pocos habitantes nativos de la península.

Las mayores operaciones mineras fueron al sur, tal como El Boleo, una de las más grandes minas de cobre en el mundo, desarrollada por una compañía francesa, y El Triunfo, la mina de plata más grande de Baja, operada por una compañía americana y localizada al sur de La Paz. El Boleo aún se encuentra en operación, pero mucho más común fue El Triunfo, que como la mayoría de las operaciones en Baja, había experimentado una decaída constante.

Cuando Lamb y Borell visitaron el lugar en 1925, las minas en San Pedro Mártir eran poco más que refugios para murciélagos. En una sola mañana de trampeo en Valladares, Borell visitó quince minas abandonadas y en tres encontró murciélagos de la familia Vespertillionidae-murciélagos vespertinos-incluyendo a los murciélagos enanos, murciélagos cenicientos, y los murciélagos de orejas largas. Un túnel albergaba cerca de 75 murciélagos de orejas largas (posiblemente Corynorhinus townsendii), una especie que tiene orejas largas, y flexibles que viven en pequeñas colonias de menos de 100 individuos. Cuando Borell se acercó a estos tímidos animales, retrocedieron al fondo de la cueva. La cueva es profunda, de casi cien yardas. Cuando finalmente los alcanzó, habían “enroscado sus orejas a los costados de sus cabezas como si fueran cuernos de carnero [sic]” (FN 260). Esta especie de murciélago ha declinado de manera general debido a las perturbaciones humanas: cuando son perturbados, todas las colonias pueden abandonar su refugio. Sin embargo, al mismo tiempo, de acuerdo a investigadores, la influencia humana pudo haber ayudado a esta especie para que floreciera sobre la costa oeste: las estructuras abandonadas como estas minas, son ambientes ideales para ellos (Arroyo-Cabrales, J. & Álvarez-Castañeda, S. T. 2017. Corynorhinus townsendii. The IUCN Red List of Threatened Species 2017: e.T17598A21976681. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2017-2.RLTS.T17598A21976681.en. Descargado en Mayo 5 de 2018).

Murciélagos de orejas largas
Murciélagos de orejas largas

El camino desde la colonia minera hasta los refugios de los murciélagos nos revela algo de la historia de la creación de un estudio ambiental en sitio. Los primeros habitantes abrieron los senderos sobre el paisaje. La industria los profundizó de manera que rediseñaron el paisaje, construyeron estructuras y cavaron sobre él. La industria dejó reliquias que crearon nuevos ambientes para ser estudiados por científicos. Como los murciélagos de orejas largas, los científicos encontraron nuevos usos para esta vieja industria, minando de nuevo el paisaje para obtener datos, en la forma de notas de campo, listas de aves, mapas y fotos. Hemos seguido estos datos como un camino de migajas. Re-localizar, re-estudiar, y re-fotografiar no sólo es un proyecto de documentar un paisaje, también es un proceso de re-inscribir el sitio, profundizando su interés a través del tiempo con nuevos datos-pero también con nuevas tecnologías: puntos de referencia satelital e iNaturalist, por ejemplo. Cada mapa, cada nuevo estudio, suma una capa de datos cuya acumulación crea un archivo que deberá ser explorado, una base ecológica para medir y re-medir.

Me pregunto qué tanto un lugar como este se convierte en significativo (esto es, interesante para la ciencia) solamente porque lo visitamos. Valladares, así como los otros lugares que visitamos, no sólo es un punto de referencia: en un punto en la trama en la historia que contamos sobre este paisaje, una historia que incluye personajes, conflictos y contextos. No sólo estamos documentando de manera pasiva el paisaje, lo estamos haciendo.

Me arrepiento de que no nos tomamos el tiempo de caminar más alrededor del área para investigar las minas, quizás ver alguno de estos murciélagos con orejas de carnero. Y ya que esto nos hubiese tomado algunas horas extra, nos vamos del lugar con la esperanza de poder volver al Rancho Meling antes de que sea noche.

Junio 11, 2 pm, de Valladares al Rancho Meling

Nos vamos de Valladares cerca de las 2 pm y “manejamos” (o mejor dicho rebotamos) hasta el Rancho Meling después de tomarnos una foto grupal frente al “Ambiente de matorral denso” (#4798). El viaje en la camioneta se siente menos que recibir una golpiza, probablemente debido a que el viaje en su mayor parte es cuesta abajo y porque más o menos ya sabíamos qué esperar del camino-y teníamos más fe tanto en la camioneta como en el conductor. Whitney se encarga de organizar nuestras mochilas para amortiguar los golpes. Y esta vez, también utilizamos máscaras como guerreros de la carretera que huyen de un futuro polvoriento y de gasolina.

El plan es dejar el Rancho rumbo a Punta Colonet, cerca del océano, por dos noches. Pero nos enteramos que he cometido un error con nuestro AirBnB y tenemos que pedirle a Christian otras dos noches en el Rancho Meling y el accede. De hecho, estamos contentos de quedarnos nuevamente aquí: Después de estos dos duros días, no estamos en condiciones de manejar por la costa de cualquier modo. Disfrutamos una cerveza con Rolando y otra cena en el comedor, esta vez sin Christian. No comeremos con él de nuevo en este viaje y nos preguntamos si su ausencia tiene algo que ver con los problemas de pago del día anterior. Pasamos el resto del día aseándonos y trabajando en nuestras listas de aves, iNaturalist, y notas de campo.

Fotografiados: Whitney Tsai, James Maley, Rolando Arcee, Bryan Rasmussen, Devon DeRaad en Valladares, en 4799
Fotografiados: Whitney Tsai, James Maley, Rolando Arcee, Bryan Rasmussen, Devon DeRaad en Valladares, en 4799