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Sólo el 5% de la selva original permanece en forma de remanentes en la región de los Tuxtlas. El resto ha sido transformado en potreros para vacas y caña de azúcar.

Nuestro sitio de campamento es un dedo desnudo de tierra que se extiende sobre el bosque virgen del lado oeste del volcán San Martín. La transición entre potrero y bosque es abrupta. Los potreros parecen un recuadro vacío en un molde de pastel.

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Día 1 Tierra de la Brujería – Junio 3, 2019

Un largo día de viaje desde los Ángeles a Catemaco, Veracruz. En el aeropuerto nos encontramos con Vicente (Chente) Rodríguez, nuestro contacto en cuestiones de conservación de aves en el gobierno mexicano. John y Chente se conocieron por primera vez en un viaje de campo a Durango, México en 2002, formando vínculos basados en las aves y Bob Dylan.

Nuestra meta con este viaje -y todos nuestros viajes para el Mexican Bird Resurvey Project- es volver a evaluar las aves en sitios donde Chester Lamb colectó desde los 1930s hasta los 1950s (ve nuestra Misión e Historia en nuestra sección Acerca de). En parte, lo hacemos de forma remota comparando las aves de Lamb con los registros modernos de ciencia ciudadana disponibles en eBird. También estamos observando cambios en el ADN en 20 especies objetivo, especialmente afectadas por el cambio climático en tiempos modernos. Pero con estas expediciones en campo, buscamos una visión más detallada del cambio, del tipo de visión que sólo se puede obtener caminando sobre las huellas de Lamb y conociendo a gente local, que conoce las aves del sitio y están haciendo grandes esfuerzos para protegerlas. Aquí, Chente nos puso en contacto con Huilotl Toxtlan Guías Comunitarios de los Tuxtlas, un grupo de monitores comunitarios de aves que se ganan la vida, en parte, a través de visitas guiadas y trabajos de monitoreo de aves en la región. Los conoceremos mañana.

Mientras tanto, estamos tratando de ponernos al día con las aves locales. Catemaco se encuentra a las orillas de un gran lago, el cual exploramos (enlace a la lista de eBird). En esta fecha el pueblo es somnoliento y húmedo, sin turistas a la vista. Es famoso por la brujería. Los brujos anuncian sus servicios al frente de las tiendas. No hace falta brujería para hacernos dormir – solo una cama y aire acondicionado.

Magia blanca a la venta en Catemaco
El equipo en Catemaco, donde los restaurantes están vacíos después de temporada alta

Día 2 La Granja – Junio 4, 2019

Conocemos a Gonzalo, coordinador local de la red de monitores comunitarios de aves. Chalo, como también lo llaman, en sus 40s, es amigable, con pelo grisáceo peinado hacia atrás y una sonrisa rápida. Él ha arreglado que nosotros nos podamos quedar con un ranchero local en un ejido, o tierra comunal que ha sido parcelado para familias individuales.

El camino es más duro de lo que esperábamos. El único componente predecible de cualquier expedición es que a nuestro carro rentado le hace falta poder y autonomía. Al llegar, vemos que las viviendas de la granja son unas cuantas estructuras hechas de madera y láminas de metal. Ángel, que dice que tiene 94 años de edad, vive ahí con su esposa y su hijo, David.

Recibidos por una parvada de Loros Cachete-amarillo (Amazona autumnalis), establecimos nuestro campamento en un campo cercano bajo las ramas de un árbol que se encuentra en la orilla de un profundo barranco lleno de bosques. Hacemos breves incursiones en el pastizal y el borde del bosque, haciéndonos de unas rápidas impresiones de la avifauna local (enlace a la lista eBird).

La cocinera nos prepara tortillas a mano a partir de maíz remojado durante toda la noche con cal viva para ablandar los granos grandes. La mezcla resultante (nixtamal) se muele y se forma una masa, que se palmea en una piedra y después se cocina sobre un fuego abierto en una pieza de cerámica rota. El resultado son tortillas apiladas mágicamente suaves y elásticas que son deliciosas cuando se rellenan de frijoles y salsa.

En la noche, sopla un fuerte viento. Las ramas de nuestro árbol de campamento chocan de manera inquietante. Las tiendas nos empujan toda la noche. Nadie duerme.

Campsite in a pasture on the west side of San Martín volcano.
Sitio de campo en un pastizal al oeste del volcán San Martín
Ryan fotografía algunas aves a un costado de la cocina

Día 3 La paloma perdiz – Junio 5, 2019

En la mañana, nos desplegamos en pequeños grupos para explorar y hacer listas de aves (enlace a la lista de eBird). Nuestro método de muestreo fue sencillo: observar y registrar todo, con fotografías de ser posible. “Búsqueda intensiva”, así le dice Chente, lo que le da un aire de rigor.

Cada grupo es una mezcla del personal del laboratorio Moore y monitores de aves locales. En mi grupo están James, Chente y Fernando, un joven monitor local con una habilidad impresionante de identificar aves por canto.

Primero nos mantuvimos a los bordes del bosque. Que son muchos. Sólo el 5% del bosque original permanece en la región de los Tuxtlas. El resto ha sido consumido por potreros y caña de azúcar. Chester Lamb comenzó a ver esta transición en los 50s. “Antes era una buena estación”, Escribió Lamb en 1953 acerca del sitio que visitó en 1951, “pero ahora mucho bosque y matorral han sido cortados y reemplazados por cultivo de caña”.

La granja Cota está al borde de un área protegida. Nuestro sitio de campamento es un dedo desnudo de tierra que se extiende sobre el bosque virgen del lado oeste del volcán San Martín. La transición entre potrero y bosque es abrupta. El pastizal parece un recuadro vacío en un molde de pastel. Los potreros tienen una comunidad de aves distinta: Mascarita Pico Grueso (Geothlypis poliocephala), Semillero de Collar (Sporophila morelleti), Chara Pea (Psilorhinus morio), Loro Cachetes Amarillos (Amazona autumnalis).

Con el bosque protegido empujado contra los potreros, hay muy poco que detenga el crecimiento de los bosques secundarios que se ven tan a menudo en las fronteras de la tala activa de bosques. En consecuencia, hay pocas aves particulares a este tipo de bosque; aves como el Batará Mayor (Taraba major) y el Colibrí Ermitaño Mesoamericano (Phaethornis longirostris) están ausentes, y solo un Tucancillo Collarejo (Pteroglossus torquatus) vuela sobre nosotros un día. Otra ausencia notable es el Hormiguero Pepito (Synallaxis erythrothorax), un ave clásica de sucesiones tempranas- Chester Lamb la colectó en los 1950s durante un momento de tala activa y su crecimiento secundario respectivo.

Esta es una pista de cambio desde el tiempo de Lamb: el abrupto ecotono entre pastizal y bosque primario sin bosque secundario como buffer.

Entramos a este bosque primario de repente en un camino estrecho. La temperatura baja 10 grados. Nuestros ojos se ajustan a la oscuridad. No vemos aves, pero estamos rodeados por sus llamados. Estos llamados son desconocidos para mí, ya que fallé en hacer la tarea que Ryan me asignó antes del viaje (un folder de Dropbox lleno de cantos de aves). Pero parecen familiares para James y Fernando, quienes están ocupados apuntando aquí y allá y susurrándose nombres en latín el uno al otro en el lenguaje universal de la ciencia.

Caminamos unos cuantos pasos antes de que Fernando se detuviera, señala su oído, y después al bosque. Sonríe, “Geotrygon carrikeri.” Ese es el nombre científico de la Paloma Tuxtleña, endémica a este bosque. Más conocida cerca de la estación de campo a varias millas al noreste, no ha sido oficialmente registrada de este lado de la reserva. Su presencia aquí no es sorprendente, pero aun así es emocionante poner una nueva bandera en el mapa para una paloma cuya única casa en este mundo son estos pequeños parches remanentes de bosque.

Fernando se detiene de nuevo. Escóndanse, nos dice. Después comienza a hacer el llamado. Coo coo coo. Pausa. Coo coo coo. Nada sucede por lo que parece ser un largo tiempo. Después escuchamos un suave aleteo. Fernando nos invita a que nos acerquemos a él, lento y agachados. Lo que no es tan fácil. Trepamos sobre algunas raíces de árboles a su lado. Apunta al bosque. ¿Dónde? No vemos nada. Ahí, apunta. Miramos de nuevo. Perchada a treinta pies de nosotros sobre una rama, medio metro sobre la tierra está una paloma gris cremoso con alas rojizas. En el oscuro bosque, su banda blanca en el cachete sobresale. Nadie respira por lo que parece ser un minuto. Y después el ave se fue.

Una mirada fugaz a la Paloma perdiz de Veracruz
Un Tucán Pico Canoa teniendo una gran mañana en los Tuxtlas, Veracruz, México

Día 4 Una caminata infructuosa cuesta arriba – Junio 6, 2019

Chester Lamb visitó muchos lugares que realmente te hacen pensar cómo diablos llegó ahí en los 1950s. Este es uno de esos lugares. Desafortunadamente sus notas de campo revelan pocas pistas de sus rutas precisas. ¿Tenía mulas? ¿Asistentes? No sabemos. Los 1950s marcaron su tercera década colectando aves para Robert T. Moore. Para entonces, sus notas de campo eran escasas. Su entusiasmo por ser un pistolero a sueldo estaba menguando. Su viaje en 1955 fue uno de los últimos de Moore.

Queremos echarle un vistazo al sitio de Lamb para confirmar que el ambiente y las aves ahí no eran muy diferentes a lo que encontramos en nuestro campamento. Incluso con poco que recorrer, sentimos que estamos muy cerca al sitio de Lamb. El siguió un arroyo llamado Río Tecolapán hasta que encontró un sitio decente para acampar a unos 600 metros de elevación. En el mapa, dos lugares parecen buenos candidatos.

Hoy, Chalo ha hecho arreglos para que visitemos uno de estos sitios. Después de pajarear en la mañana y una siesta obligatoria, tomamos la poco sabia decisión de salir alrededor de las 4pm, en contra de las recomendaciones de los locales, que incluyen a los ahora residentes de Veracruz y mega-pajareros Amy McAndrews y Jorge Montejo. Bajo el inclemente sol de la tarde, media milla parecen 10 y termina, por alguna razón (a pesar de que nuestro destino era un arroyo) en un gran terreno empinado. Para la sorpresa de nadie, no hay arroyo ahí. Este no parece ser un sitio en el que Lamb hubiese acampado. Regresamos empapados en sudor y desalentados. Tal vez no necesitábamos llegar al sitio de Lamb después de todo.

El sol era inclemente en el pastizal
Trío sudoroso después de la caminata

Día 5 Los cazadores de aves – Junio 7, 2019

En la mañana Ryan sale por su cuenta al otro sitio candidato. Parece ser mucho más prometedor para ser el sitio original de Lamb, porque de hecho sí tiene un arroyo esta vez, o al menos el lecho de un arroyo.

Regresa con el registro de 12 nuevas aves para la expedición — seis de ellas son aves que Lamb tenía pero que aún no habíamos visto, que incluyen al Hocofaisan (Crax rubra) y la Esmeralda Oriental (Chlorostilbon canivetii). Hoy también registramos Águila Tirana (Spizaetus tyrannus). Amy y Jorge pajareros expertos que viven y trabajan en Veracruz y han venido a unírsenos, reportan un Águila Elegante (Spizaetus ornatus). Juntos, estos avistamientos sugieren que algunas grandes rapaces y otras aves terrestres aún logran persistir en los Tuxtlas tal como lo hicieron durante la visita de Lamb.

Mientras tanto, caminamos por potreros y bosque (enlace a la lista eBird checklist), después abrimos unas cuantas redes de niebla y atrapamos dos especies que no habíamos observado hasta entonces: el Mosquerito Pico Plano (Rhynchocyclus brevirostris) y el Cacique Pico Claro (Amblycercus holosericeus). Los monitores de aves los sujetan y fotografían con gusto antes de soltarlos.

Otra cosa que aprendimos es que Amy y Jorge, con sus años de experiencia en las aves locales, están escuchando y observando aves que nosotros no estamos considerando. Sus listas diarias y sus fotografías documentan especies como la Coa Cabeza Negra (Trogon melanocephalus), un ave bastante grande y distintiva que por alguna razón parece invisible para nosotros. Esto demuestra cuán importante es traer personas con experiencia local así como montones de ojos a lo que, después de todo, son viajes cortos con aves con las que apenas nos estamos familiarizando.

A medida que la tarde se acerca escuchamos el ruido de un motor. Dos jóvenes en una motocicleta. David habla con ellos. Dicen que están buscando una vaca preñada que se perdió en el bosque. Después de que se van, Azael, hijo de David, dice que están mintiendo. Van rumbo al bosque para capturar aves, tucanes u otras especies, para venderlos en los mercados.

Sintiéndonos un poco desanimados, decidimos quedarnos en el bosque oscureciéndose, para intentar escuchar búhos. Amy y Jorge creyeron haber escuchado un Búho Barrado Albinegro (Ciccaba nigrolineata) la noche anterior, pero solo una nota. Tal vez vuelva esta noche. Caminamos hasta el fin del camino donde hay una puerta cerrada. Esperamos mientras la tarde se convierte en anochecer. Eventualmente un raro ulular comienza. Después de debatir, el grupo decide que es una pareja de Búho Café (Ciccaba virgata) con juveniles.

Mientras nos vamos, vemos la motocicleta del par de cazadores cerca de la puerta cerrada, y la extensión de bosque frente a ella. Están ahí, en algún lado.

Demostrando la colocación de redes de niebla a los monitores
Hembra de Eufonia Garganta Negra
Colocando la red de niebla
Trepatroncos Bigotudo

Día 6 Los pasos de Lamb – Junio 8, 2019

En la mañana, entramos al bosque desde el pastizal, hay tucanes y loros sobre nosotros en el dosel. Después de no mucho, emergemos hacia lo que parece ser una carretera pavimentada. Excepto que el pavimento es arena: gris, volcánica, y un poco crujiente a medida que nuestros pies se sumergen en ella. Este es el arroyo, el arroyo de Lamb.

Mientras caminamos en contraflujo al agua (el lecho del arroyo está seco en este momento), el canal se estrecha. De hecho nos encontramos en el fondo de un gran cañón cuyas torres alcanzan 50 pies de alto. Los colibríes se deslizan alrededor de las múltiples capas verdes de helechos y palmas y las flores rosadas de Heliconia brotan de las paredes del barranco y nos cubren: Fandanguero Morado (Campylopterus hemileucurus), Colibrí Cándido (Amazilia candida), Colibrí Cola Canela (Amazilia tzacatl; ve nuestra lista de eBird). Sobre nosotros, solo una delgada grieta del azul del cielo es visible, atravesado por cientos de polillas Urania que más parecen mariposas – alas negras con rayas verde eléctrico.

Grandes árboles caídos se nos presentan como una pista de obstáculos. Fácilmente imagino a Lamb haciendo su camino a través de ellos, con escopeta en mano, y cigarro en la boca. Ciertamente estamos caminando sobre sus pasos. Busco a mí alrededor un casquillo desgastado, una colilla de cigarro viejo, un cuchillo de bolsillo olvidado. No hay nada más que arena suave marcada ocasionalmente por los pasos de Ryan del día anterior.

La única ave nueva es un Tucancillo Collarejo, pero la caminata vale la pena por el tiempo que pudimos tomarnos para estar en los zapatos de Lamb.

Y tal como Lamb lo hubiese dicho, “Con eso, nuestro tiempo en este campamento llega a su final”. Agradecemos a David y a su familia por albergarnos y nos despedimos de nuestros colaboradores locales.

Dentro de lo que cabe, el bosque de este lado del Volcán San Martín, a pesar de estar altamente fragmentado, alberga un ensamblaje impresionante de aves, poco cambiado desde el tiempo de Lamb. Si pueden mantenerse a raya las amenazas como la caza ilegal, las aves tienen una oportunidad de luchar para mantenerse.

Whitney Tsai Nakashima hiking in a Quebrada near San Martin Tuxtla
Whitney camina los pasos de Lamb a lo largo del lecho del Río Tecolopán de grava volcánica
Male Gartered Trogon calling along the trail on our first morning in Los Tuxtlas, Veracruz.
Coa Violácea Norteña llamando a lo largo del camino en nuestra primera mañana en los Tuxtlas, Veracruz